Por: Alejandro Covarrubias
México en un país lleno de vida, sus vastos paisajes y su nutrida biodiversidad hacen de nuestro país un lugar maravilloso para visitar, y que decir de la calidez de sus habitantes siempre atentos con los visitantes sin embargo el año en curso ha sido para los mexicanos un año de cambios, de enfermedades, de crisis, de la familia, de los narcos, de desempleo, de promesas de cambio y de unas elecciones que fueron el reflejo de la evidente apatía a los políticos.
Iniciamos el año con la promesa del presidente Felipe Calderón de mantener el precio de la gasolina y la reducción de un 10% en el precio del Gas LP durante todo el año, esto a favor de la economía familiar. Durante estos meses el precio del combustible se mantuvo, pero con los aumentos a otros productos de la canasta básica la medida quedó rebasada, ahora se habla de aumentos a la luz y el agua, de esta última es más que urgente un plan de emergencia para lograr que el abasto de agua se garantice.
El momento cursi y romántico del año se lo lleva el beso masivo en el zócalo: con efusivas muestras de cariño se logró la meta que era conseguir el récord Guinness de más personas besándose al mismo tiempo. Algo se tiene que hacer para evitar la depresión masiva ya que si no hay dinero que por lo menos amor, y si de amor no se come pero cómo distrae y tiene contenta a la gente.
Los meses siguen y la influenza llega a México poniendo de cabeza a las autoridades y evidenciando la poca capacidad de reacción del sistema de salud, el secretario de salud José Ángel Córdova dejó ver que en las clases de matemáticas no ponía atención ya que las cuentas de infectados y enfermos no cuadraban. La influenza sirvió para que México pudiera disponer de un préstamo que se haría válido sólo en caso de emergencia, además dejó a una población hipocondriaca, y la imagen de un país enfermo e inseguro.
Qué más inseguro teniendo una disputa interna entre cárteles y grupos armados que intentan repartirse al país, y un presidente que les ha declarado la guerra pero manda a los soldados a una evidente batalla perdida, los manda con un cuerno de chivo y un chaleco antibalas mientras los narcos poseen balas perforadoras, granadas expansivas, y armas de alto poder. En estas circunstancias ¿Quién ganará esta guerra? Es más que evidente que en el combate al narcotráfico no se está ganando.
Ahora no se quién me da más miedo: si un narcotraficante o un policía o un político que sólo promete y ya en el cargo se olvida de sus promesas, las campañas electorales sirvieron para darnos cuenta de que a los partidos políticos solo les interesa llegar al poder para sacar dinero, o no perder el registro para seguir manteniéndose de la gente.
México es un país lleno de vida a la que los malos manejos se han encargado de borrar, ahora se levantan alertas para los turistas, “viajar a México es peligroso” y lo único que propicia esto es la manera en que nos gobiernan, no solo hace falta un cambio lo que necesitamos es una revolución, y no necesariamente armada.
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